El triste final de Eliseo Robles – Su afligida hija confirma

Eliseo Robles, conocido cariñosamente como “La Voz de Oro”, es una de las figuras más emblemáticas y queridas de la música regional mexicana.

Su historia es un testimonio de pasión, perseverancia y talento, que lo llevó desde los humildes comienzos en Valle Hermoso, Tamaulipas, hasta convertirse en un ícono del género norteño.

A lo largo de más de cinco décadas de carrera, Eliseo no solo conquistó escenarios, sino que también dejó un legado imborrable en la cultura musical de México y Estados Unidos.

Nacido el 4 de marzo de 1953 en Valle Hermoso, Eliseo Robles creció rodeado de música y tradiciones del norte de México.

Desde niño aprendió a tocar el bajo sexto, instrumento fundamental en la música norteña, y soñaba con llegar a los grandes escenarios.

Sin embargo, su infancia estuvo marcada por dificultades, como el huracán de 1967 que devastó su comunidad de Mirasoles, obligando a su familia a buscar un nuevo rumbo en Reynosa.

 

 

Fue en Reynosa donde su destino comenzó a tomar forma.

 

Apoyado por la familia Ayala, especialmente por Fidencio Ayala, Eliseo inició su carrera musical con timidez, pero con una voz que pronto capturó la atención de quienes lo escuchaban.

A los 17 años ya formaba parte de los Satélites de Reynosa, agrupación con la que comenzó a ganar experiencia y reconocimiento.

 

Durante esta etapa, Eliseo mostró su creatividad al modificar un bajo sexto para crear el bajo quinto, instrumento que se convirtió en su sello personal.

 

Esta innovación no solo reflejaba su talento musical, sino también su capacidad para pensar fuera de lo convencional, aportando un nuevo sonido al género norteño.

Aunque tuvo diferencias con Fidencio Ayala que lo llevaron a separarse temporalmente de los Satélites, el respeto mutuo perduró.

 

Poco después, una invitación de Ramón Ayala marcó el inicio de una de las etapas más brillantes de su carrera.

 

A principios de los años 70, Eliseo Robles se unió a Ramón Ayala y los Bravos del Norte como vocalista principal.

 

Lo que inicialmente iba a ser una colaboración temporal de 15 días se transformó en una alianza de 15 años llena de éxitos y reconocimiento.

Juntos grabaron 21 discos que se convirtieron en clásicos del repertorio norteño.

 

 

Canciones como “Mujer paseada”, “Mi golondrina”, “Tragos amargos” y “Un rinconcito en el cielo” se volvieron himnos que aún resuenan en la memoria colectiva.

 

La combinación de la maestría de Ramón en el acordeón y la voz profunda y emotiva de Eliseo creó un sonido único que definió el estilo del norte mexicano durante las décadas de los 70 y 80.

 

En 1988, Eliseo decidió emprender su propio camino y formar su agrupación, Eliseo Robles y Los Bárbaros del Norte.

 

Este paso representó un desafío, pues aunque ya era una figura consolidada, debía demostrar que podía brillar por sí mismo.

Con su estilo personal, mantuvo viva la tradición norteña mientras exploraba nuevos matices dentro del género.

 

Durante esta etapa lanzó álbumes destacados como “Pobre Bohemio”, “Corridos de mi Tierra” y “Recuérdame”, que incluyeron canciones que se ganaron el cariño del público, tales como “Hay ojitos”, “El amor no se vende” y “Vengo a verte”.

Su música siguió conectando con las emociones de sus seguidores, consolidando su lugar en la escena regional.

 

La vida de Eliseo no estuvo exenta de obstáculos.

En 2001 sufrió un grave accidente automovilístico que puso en riesgo su carrera y la de su agrupación.

 

A pesar de las lesiones, su espíritu inquebrantable lo llevó a recuperarse y retomar los escenarios con renovada fuerza.

 

Además, enfrentó la constante comparación con su pasado junto a Ramón Ayala, pero siempre mantuvo su autenticidad y determinación para seguir adelante.

Su perseverancia le permitió mantener una base sólida de admiradores y continuar su legado musical.

Eliseo Robles no solo dejó una huella musical, sino también una influencia cultural profunda.

Su voz y estilo han inspirado a nuevas generaciones, incluyendo a su propio hijo, Eliseo Robles Junior, quien continúa la tradición familiar con su banda La Leyenda.

 

A lo largo de su carrera, Eliseo recibió múltiples reconocimientos, discos de oro y platino, así como homenajes por su contribución a la música regional mexicana.

Su compromiso con la autenticidad y la pasión por su arte lo convirtieron en un símbolo de la música norteña.

 

Además de su carrera musical, Eliseo tuvo incursiones en el cine, participando en películas como “Pistoleros famosos 2” y “Gapito Treviño”.

También vivió momentos curiosos, como aquel en que el actor Andrés García rechazó tomarse una foto con él, sin saber inicialmente quién era el dueño del rancho donde se filmaba.

 

Estas vivencias reflejan la complejidad y humanidad de un artista que, a pesar de las dificultades, siempre mantuvo su dignidad y firmeza.

 

Hoy, a sus 73 años, Eliseo Robles es más que un cantante; es una leyenda viviente de la música norteña.

Aunque sus apariciones públicas son menos frecuentes, su legado sigue vigente en radios, fiestas y escenarios tanto en México como en Estados Unidos.

 

Su carrera, que abarca más de 52 años, es un ejemplo de talento, dedicación y amor por la música.

La Voz de Oro seguirá resonando en el corazón de quienes disfrutan de la música regional mexicana, recordándonos que detrás de cada canción hay una historia de lucha y triunfo.

 

Eliseo Robles es un símbolo de la perseverancia y la pasión por la música norteña.

Su vida y obra continúan inspirando a artistas y aficionados, consolidando su lugar como una de las grandes leyendas del género.

Su voz, llena de emoción y autenticidad, seguirá siendo un legado imperecedero para las futuras generaciones.