Al final de la tarde de un tranquilo domingo, las cámaras de seguridad registraron una escena aparentemente rutinaria: Fernanda Bonin saliendo del edificio donde vivía en la Zona Oeste de São Paulo. Sin prisas, se subió a su coche y condujo sola por las calles de la capital. Nada indicaba que éste sería su último viaje.
Horas después, la falta de respuestas y el repentino silencio comenzaron a preocupar a familiares y amigos. Mensajes sin respuesta, llamadas no devueltas y ausencia del hogar desencadenaron una serie de búsquedas y llamadas a hospitales y comisarías de policía. ¿Qué habría sucedido durante ese corto intervalo de tiempo?
El coche, un Hyundai Tucson color plata, no apareció. El móvil tampoco. Ambos permanecen desaparecidos hasta el día de hoy. La última persona que tuvo contacto con ella fue su pareja, quien denunció a la policía un presunto problema mecánico con su propio vehículo. Dijo que pidió ayuda, pero según ella, el auto volvió a funcionar antes de que llegara la maestra.
Después de eso, nunca la volvió a ver.
La relación entre ambos, según fuentes cercanas, estuvo marcada por idas y venidas. Separados desde el año anterior, intentaron reconstruir su conexión a través de sesiones de terapia de pareja. Juntos criaron a dos hijos, que se turnaban entre las casas de sus madres.
Pero ninguno de estos detalles pudo explicar lo que sucedería después.
El lunes por la mañana, un descubrimiento impactante cambió el curso del caso.
Un cuerpo fue encontrado en un terreno baldío de la Zona Sur de la ciudad, cerca del Autódromo Interlagos. Acostado de lado, vestido, con un cordón de zapato alrededor del cuello: signos de una muerte violenta.
Al lugar llegó la Policía Militar y rápidamente llamó a peritos. La víctima, pronto identificada, era Fernanda Reinecke Bonin, de 42 años, profesora.
¿La causa más probable de muerte? Estrangulación.
El Departamento de Homicidios y Protección Personal del Estado (DHPP) tomó el caso y ahora trabaja con la hipótesis de homicidio premeditado.
Inicialmente se consideró el robo seguido de homicidio, pero esta posibilidad perdió fuerza debido a la ausencia de signos típicos de agresión y al perfil del delito.
El misterio persiste. ¿Quién mató a Fernanda? ¿Por qué? ¿Y dónde están el coche y el móvil que podrían contener pistas cruciales?
Como la investigación permanece confidencial, São Paulo se enfrenta a otra pregunta sin respuesta y a una familia devastada por la violencia.