Dos Turistas Desaparecieron en Desierto de Utah en 2011— en 2019 Hallan sus Cuerpos Sentados en Mina…. Imagina que has desaparecido.
No solo te has perdido…
sino que has desaparecido.
Y entonces, 8 años después, te encuentran.
No en un bosque.
Ni en el fondo de un lago.
Sino en una mina abandonada y sellada desde dentro.
Estás sentado, apoyado contra la pared,
junto a tu ser querido.
Parece como si simplemente te hubieras quedado dormido…
pero estás muerto.
Y los huesos de tus piernas están rotos.
Esta historia no trata de monstruos de película.
Es la historia real de Andrew.
La historia de cómo un viaje de tres días al desierto
se convirtió en un misterio de 8 años
cuya respuesta resultó ser más aterradora
de lo que nadie podría haber imaginado.
Esta historia comenzó en el año 2011.
Sara y Andrew eran una pareja normal de Colorado.
Ella tenía 26 años y él, 28.
No eran extremistas ni expertos en supervivencia.
Eran simplemente dos personas que se querían
y querían pasar el fin de semana lejos de la ciudad.
Su plan era muy sencillo:
conducir su viejo pero fiable coche
hasta las tierras desérticas del estado de Utah,
montar allí una tienda de campaña para pasar tres días y dos noches,
fotografiar los paisajes
y simplemente estar juntos.
Eligieron un lugar muy particular,
no muy lejos de una zona
donde, a mediados del siglo XX, se extraía uranio.
Ahora solo quedaban minas abandonadas,
maquinaria oxidada
y carreteras que hace tiempo habían desaparecido de los mapas oficiales.
Para ellos, era simplemente algo exótico:
una oportunidad de ver algo inusual
y hacer fotos únicas.
No buscaban aventuras, y mucho menos problemas.
Antes de partir, el viernes por la mañana,
Sara le escribió un mensaje a su hermana:
“Nos vamos. Llegaremos el domingo por la noche. Te quiero.”
Fue el último mensaje que recibieron sus familiares.
Llevaron agua, comida,
una tienda de campaña y sacos de dormir:
el equipo estándar de cualquier turista.
No llevaron ningún equipo especial para explorar minas ni nada por el estilo,
porque ni se les pasó por la cabeza.
Solo les interesaba la superficie,
las vistas del desierto al atardecer.
Pasó el fin de semana.
Llegó la noche del domingo.
Sara y Andrew no regresaron.
Al principio, nadie entró en pánico:
Tal vez se retrasaron… tal vez tenían mala conexión…
Estas cosas pasan.
Pero cuando el lunes ninguno de los dos se presentó al trabajo,
sus familiares dieron la voz de alarma.
Las llamadas a sus teléfonos
se desviaban directamente al buzón de voz.
Los amigos con los que habían hablado
confirmaron que se habían ido a Utah,
a la zona de las antiguas minas.
La familia acudió inmediatamente a la policía,
y ese mismo día se organizó una operación de búsqueda.
Al principio todos estaban llenos de esperanza.
Policía, voluntarios…
decenas de personas peinaban la zona.
El desierto de Utah es un espacio enorme,
casi infinito:
cañones, rocas, cauces secos…
Encontrar a dos personas allí
era como buscar una aguja en un pajar.
Los buscadores, en coches y quads,
revisaron todas las…
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