Descubre qué son, cómo aparecen y cómo eliminarlas para siempre.

Los cálculos amigdalinos, también llamados piedras amigdalinas o caseum, son pequeñas acumulaciones endurecidas que se forman en las amígdalas. Están formadas por restos de comida, células muertas y bacterias que quedan atrapadas en las criptas de las amígdalas, donde, con el tiempo, se calcifican y crean estas pequeñas formaciones.

Aunque no suelen representar un problema de salud grave, los cálculos amigdalinos pueden provocar molestias como mal aliento, irritación de garganta y, en algunos casos, dificultad para tragar. Entender cómo se originan y cómo se pueden eliminar es clave para evitar molestias y mantener una buena higiene bucal.

¿Por qué se forman los cálculos amigdalinos?
Las amígdalas tienen una estructura con pequeñas cavidades o criptas en las que se pueden acumular restos de comida, mucosidad y bacterias. Cuando estos desechos no se eliminan de forma natural, comienzan a compactarse y, con el tiempo, se endurecen, dando lugar a los cálculos amigdalinos.

Algunas personas son más propensas a desarrollar estas formaciones, sobre todo aquellas con amígdalas de mayor tamaño o criptas más profundas. Además, una mala higiene bucal, infecciones recurrentes de garganta y problemas respiratorios, como sinusitis o rinitis crónica, pueden favorecer la aparición de estos depósitos calcificados.

Principales síntomas de los cálculos amigdalinos
En muchos casos, los cálculos amigdalinos pueden pasar desapercibidos, ya que no siempre generan síntomas evidentes. Sin embargo, cuando alcanzan un tamaño considerable o son demasiado numerosos, pueden provocar ciertas molestias. Algunos de los síntomas más comunes son:

Mal aliento persistente: La acumulación de bacterias en los cálculos amigdalinos genera compuestos azufrados, responsables del mal aliento.
Sensación de cuerpo extraño en la garganta: Puede sentirse como si hubiera algo atascado en la garganta, provocando molestias al tragar.
Dolor de oído: Aunque los cálculos se localizan en las amígdalas, el dolor puede irradiarse al oído debido a la conexión nerviosa entre ambas zonas.
Hinchazón y enrojecimiento de las amígdalas: En casos más graves, la presencia de cálculos puede provocar irritación y aumentar el tamaño de las amígdalas, lo que podría provocar molestias más intensas. Aunque los cálculos amigdalinos no suelen representar un riesgo grave para la salud, es recomendable mantener una adecuada higiene bucal y, en caso de molestias recurrentes, consultar con un especialista para evaluar el mejor tratamiento.