Un infarto de miocardio, comúnmente conocido como ataque cardíaco, ocurre cuando se bloquea el flujo sanguíneo a una parte del corazón, impidiéndole recibir el oxígeno necesario. Este bloqueo suele deberse a un coágulo que se forma en una arteria coronaria. Un ataque cardíaco es una emergencia médica que requiere atención inmediata, pero a menudo antes de que ocurra, el cuerpo envía señales de advertencia. Conocer estos síntomas puede ser clave para salvar vidas.
Principales señales de advertencia de un ataque cardíaco:
Dolor o presión en el pecho
Uno de los síntomas más comunes es una sensación de opresión, presión o dolor en el centro del pecho. Puede durar varios minutos o aparecer y desaparecer. Las personas describen este dolor como si alguien estuviera presionando con fuerza su pecho o como una sensación de ardor.
Dolor irradiado
El dolor no siempre se limita al pecho. A menudo puede irradiarse a los hombros, los brazos (principalmente el izquierdo), el cuello, la mandíbula, la espalda e incluso el estómago. Aunque es más común en los hombres, las mujeres también pueden experimentar este síntoma.
Falta de aire
La falta de aire, que puede presentarse con o sin dolor en el pecho, es otra señal de alerta. Las personas a menudo sienten que no pueden respirar adecuadamente, incluso cuando están descansando.
Sudoración profusa
La sudoración excesiva y fría, similar a la que experimentamos durante períodos de ansiedad intensa, es otra señal que puede acompañar a un ataque cardíaco.
Náuseas o vómitos
Especialmente en mujeres, los síntomas gastrointestinales como náuseas, mareos o vómitos pueden ser signos de un ataque cardíaco. Estos síntomas a menudo se confunden con problemas digestivos.
Mareos y aturdimiento
Una sensación de desmayo o vértigo, acompañada de desequilibrio, puede estar relacionada con un ataque cardíaco en curso.
Fatiga inexplicable
La fatiga extrema, no justificada por la actividad física reciente, es común en aquellos con riesgo de un ataque cardíaco. Esta fatiga, especialmente en las mujeres, es una indicación de que el corazón no está funcionando correctamente.
Factores de riesgo de ataque cardíaco:
Un ataque cardíaco rara vez ocurre sin una combinación de factores de riesgo. Los más comunes incluyen:
Hipertensión arterial: la presión arterial alta daña las arterias, lo que facilita la formación de placas y coágulos de sangre.
Colesterol alto: el exceso de colesterol LDL (“malo”) fomenta la formación de depósitos en las arterias.
Diabetes: el alto nivel de glucosa puede dañar los vasos sanguíneos, lo que aumenta el riesgo de un ataque cardíaco.
Obesidad: el exceso de peso aumenta la carga sobre el corazón, lo que aumenta la probabilidad de un ataque cardíaco.
Fumar: fumar reduce el oxígeno en la sangre y daña las arterias, lo que aumenta significativamente el riesgo de problemas cardíacos.
Sedentarismo: la falta de actividad física puede desencadenar varios factores de riesgo, entre ellos la presión arterial alta, la obesidad y el colesterol alto.
Estrés crónico: el estrés crónico contribuye a la presión arterial alta y aumenta la inflamación en el cuerpo, lo que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Antecedentes familiares: tener antecedentes familiares de ataques cardíacos aumenta las probabilidades de tener uno.
Prevención:
La prevención es clave para reducir el riesgo de tener un ataque cardíaco. Mantener un estilo de vida saludable es fundamental:
Alimentación saludable: Una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables (como las del aceite de oliva y el aguacate) es fundamental para mantener el corazón sano.
Hacer ejercicio de forma regular: La actividad física regular, como caminar o nadar, ayuda a mejorar la circulación y fortalece el corazón.
Mantener un peso saludable: El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes. Mantener un peso saludable reduce significativamente el riesgo de sufrir problemas cardíacos.
No fumar: Dejar de fumar es uno de los pasos más importantes para prevenir un ataque cardíaco.
Manejo del estrés: Técnicas como la meditación, la respiración profunda y los pasatiempos pueden ayudar a reducir el estrés.
Dormir lo suficiente: Un descanso adecuado es fundamental para reducir los factores de riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.
Revisiones periódicas: Visitar al médico para controlar la presión arterial, el colesterol y los niveles de azúcar en sangre es clave para detectar problemas de forma temprana.
Primeros auxilios en caso de ataque cardíaco:
Si sospecha que usted u otra persona está sufriendo un ataque cardíaco, es fundamental actuar rápidamente. Llame a los servicios de emergencia inmediatamente (911 o su número de emergencia local). No intente llevar a la persona al hospital. Si la persona está consciente, masticar una aspirina puede ayudar a reducir el tamaño del coágulo, pero siempre consulte a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cosa.
En resumen:
Los ataques cardíacos son eventos graves, pero la mayoría se pueden prevenir. Es fundamental escuchar las señales de su cuerpo y actuar de manera proactiva para reducir los factores de riesgo. Adoptar hábitos de vida saludables puede prevenir un ataque cardíaco y mejorar la calidad de vida, protegiendo su corazón y su bienestar general.