Desde Colombia, llega a RD por su hermana tras incidente del Jet Set
Luz Andrea, la menor de quince hermanos, había emigrado hace cinco años al país caribeño con la esperanza de construir un mejor futuro.
Pero aquella noche, mientras cientos disfrutaban una presentación artística, la estructura cedió y su nombre pasó a engrosar la lista de más de 200 personas fallecidas en uno de los incidentes más trágicos en la historia reciente dominicana.
Con el corazón desgarrado y un nudo en la garganta por no haber hablado con ella en semanas, José Gonzalo llegó a Bogotá decidido a tomar el próximo vuelo a Santo Domingo. “Quiero traer sus cenizas para darle cristiana sepultura junto a nuestros padres”, confesó con la voz entrecortada.
Fue una compañera de trabajo de Luz Andrea, también colombiana, quien lo alertó sobre lo sucedido. “Ella es un ángel que Dios puso en nuestro camino”, dijo agradecido. Esa llamada fue el principio del duelo y de un proceso doloroso que aún no termina.
“Prefiero saber que ya no está, a vivir con la incertidumbre de no encontrarla nunca”, expresó. Le aterra pensar en los últimos momentos de su hermana, atrapada bajo varillas y concreto. “Tal vez solo pedía un vaso de agua, una cobija, ayuda… y nadie pudo escucharla”, lamentó.
Otra hermana también intenta viajar desde Colombia para unirse a este peregrinaje familiar. Desde hoy, la familia Jiménez se aferra al consuelo de poder cerrar este capítulo con dignidad, devolviendo a Luz Andrea a su tierra, al calor de los suyos.
El viaje de José Gonzalo no solo representa un acto de amor fraterno, sino el reflejo de una tragedia que ha tocado corazones más allá de fronteras, dejando cicatrices en decenas de familias migrantes que, como la suya, lo perdieron todo en un instante.
