Encuentran a mujer sin vida en accidente vial tras ser agredida… Ver más

🔴 #ALMOMENTO | Encuentran a mujer sin vida en accidente vial tras ser agredida… Ver más

La cámara de seguridad captó los últimos segundos en que aquella mujer intentó defenderse… jamás imaginó que ese sería el comienzo de una tragedia que estremecería a toda la comunidad. Minutos después de la agresión, su vehículo apareció volcado en un canal, destruido, y con él, también los sueños que llevaba en el camino. Nadie entiende cómo algo que empezó como una discusión terminó así, dejando un silencio profundo en quienes la conocieron. Hoy, familiares y vecinos piden justicia, tratando de encontrar respuestas en medio de un dolor que no se puede explicar.
Detalles-en-la-sección-de-comentarios

🔴 #ALMOMENTO | Encuentran a mujer sin vida en accidente vial tras ser agredida…Ver mas

 

 

¡MÉXICO BAJO FUEGO Y LÁGRIMAS! CRÓNICA DE UN FIN DE SEMANA APOCALÍPTICO: ENTRE EL INFIERNO CARRETERO, LA VANIDAD DEL “LIKE” Y LOS MONSTRUOS QUE ACECHAN EN LA NOCHE

SUBTÍTULO: La huesuda no tuvo piedad y se soltó el chongo este fin de semana. Un brutal choque de autobús que calcinó decenas de sueños, niños inocentes tragados por la tierra y la violencia, y fenómenos inexplicables marcan 72 horas de terror puro. Mientras el país se viste de luto y la “Tristeza Nacional” nos dobla las rodillas, otros prefieren el circo de las redes sociales, ajenos al dolor que desangra a la patria. Pásale, pásele y entérese del horror que sacude a la raza.

POR: “EL CHALE” RODRÍGUEZ / LA VOZ DEL BARRIO / ALERTA ROJA MÉXICO

CIUDAD DE MÉXICO, LUNES DE RESACA TRÁGICA.— Si usted, amable lector, pensaba que ya lo había visto todo en este valle de lágrimas, agárrese fuerte y siéntese, porque este fin de semana el Diablo decidió cambiar de código postal y venirse a vivir a México. Amanecemos este lunes con el alma en un hilo y el corazón estrujado, con una cruda moral que no se cura con chilaquiles. La imagen que mejor resume este sentimiento es la que ya le dio la vuelta a todo el internet: una pareja de abuelitos, con los rostros surcados por el dolor y los ojos hinchados de tanto llorar, bajo un titular que no deja lugar a dudas: “TRISTEZA NACIONAL”. Y no es para menos, mi gente, porque lo que acabamos de vivir parece sacado de la mente retorcida de un guionista de cine gore, pero desgraciadamente, es la pura y neta realidad que nos golpea en la cara.

EL INFIERNO TIENE CÓDIGO POSTAL: LA CARRETERA DE LA MUERTE

Todo comenzó con el rugido de la bestia en el asfalto. Lo que prometía ser un puente vacacional de relax para muchas familias mexicanas, terminó convirtiéndose en una sucursal del mismísimo averno. En las autopistas federales, esas que tantos cruzamos persiguiendo la chuleta diaria, se desató el infierno. La imprudencia, compadre de la muerte, tomó el volante.

Las imágenes que nos llegan desde el lugar de los hechos son dantescas, de esas que te quitan el sueño por semanas. En un tramo carretero, la velocidad y la falta de pericia provocaron tragedias mayúsculas. Un autobús de pasajeros, azul, de la línea “Rosario Bus”, terminó incrustado en un barranco, mientras otro camión, un gigante rojo de doble piso, quedó recostado sobre la maleza, como un animal herido de muerte. Pero lo peor estaba por venir en otra carretera: una colisión brutal provocó una explosión que cimbró la tierra. Las columnas de humo negro, densas y tóxicas, mancharon el cielo azul, visibles a kilómetros de distancia, seguidas de una bola de fuego que parecía una bomba. El fuego, implacable, devoró todo a su paso, dejando el esqueleto calcinado de un autobús en medio de la nada.

No hubo chance de nada para muchos. Los fierros retorcidos de los vehículos quedaron como mudos y macabros testigos de la masacre. Y ahí, sobre el pavimento caliente, bajo el sol inclemente, la escena que nadie, absolutamente nadie, quiere ver: decenas de cuerpos cubiertos con sábanas blancas, alineados como fichas de dominó que tiró la parca en un juego macabro, mientras los servicios de emergencia y voluntarios, algunos con sus túnicas blancas, trataban de dar auxilio. La carretera se convirtió en una morgue al aire libre, y el olor a caucho quemado se mezcló con el de la muerte. En otros puntos, la tragedia tomó formas igual de horribles: un camión de volteo volcado aplastando un auto compacto como si fuera de juguete, dejando una escena de tragedia total, y otro vehículo destrozado siendo levantado por una grúa, dejando un moño negro como único testigo en el asfalto. Incluso un avión de combate se desplomó, dejando un cráter y restos esparcidos, con un piloto milagrosamente a salvo en el suelo.

Entre las víctimas, el destino se ensañó con los más jóvenes, con los que tenían todo el futuro por delante, rompiéndonos el corazón a todos. Lloramos con rabia la partida de la “crack” del barrio, esa morra futbolista que portaba con orgullo su uniforme rosa y negro, posando con el balón al pie, lista para el partido de su vida que ya no jugará. Una joven llena de vida, capitana de su equipo y de sus sueños, que hoy ya no meterá más goles en las canchas de tierra, sino en las estrellas. Su foto, ahora acompañada de un inmenso moño negro de luto, nos parte el alma. También se nos fue una joven estudiante, cuya foto de graduación con sus compañeros ahora es un recuerdo doloroso.

LA NATURALEZA RUGE Y LOS MONSTRUOS APARECEN

Pero como si el fuego y los fierros retorcidos no fueran suficiente castigo, la madre naturaleza también reclamó lo suyo, mostrándonos lo chiquitos que somos. En una imagen que parece sacada del mismísimo fin del mundo, el suelo se abrió literalmente en dos. Una grieta gigantesca, una herida profunda en la tierra, partió una comunidad entera, dejando casas humildes al borde del abismo y a la gente corriendo aterrorizada por sus vidas, mirando cómo su patrimonio se lo tragaba la tierra. Y para acabarla de amolar, como si nos estuvieran cobrando una factura pendiente, los mapas satelitales muestran un huracán monstruoso, con un ojo perfecto y destructor, amenazando con borrar del mapa lo poco que queda en pie en las costas.

Y en medio del caos, la locura humana y los enigmas médicos que desafían a la ciencia y a la cordura. Los hospitales reportaron casos que uno nomás no se explica. ¿Qué tiene que pasar por la cabeza de un hombre para tragarse una cadena entera de metal? Así como lo oyen, raza. Los doctores no daban crédito al ver la radiografía: una cadena de eslabones gruesos alojada en el estómago y esófago de un sujeto que llegó de urgencia. Tuvieron que sacársela y ahí estaba la evidencia: un montón de metal oxidado sobre una gasa médica.

Igual de impactante, aunque más triste, son las radiografías que muestran el dolor humano en su máxima expresión: piernas hechas pedazos, huesos sostenidos solo por clavos, placas y tornillos, evidencia de la violencia de los impactos que mandaron a tanta gente al hospital… o al panteón. Y en el campo, el misterio del “cerdo fisicoculturista”, un animal con una musculatura tan grotesca y desproporcionada en la parte trasera que parece inyectado con esteroides, causando pánico y asombro entre los rancheros que no habían visto nada igual.