FISCALÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA LANZA COMUNICADO SOBRE LOS HECHOS REGISTRADOS HOY EN COAHUAYANA MICHOACÁN

FISCALÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA LANZA COMUNICADO SOBRE LOS HECHOS REGISTRADOS HOY EN COAHUAYANA MICHOACÁN

La mañana en Coahuayana comenzó con un ruido que no pertenece a la vida cotidiana. No fue el motor de una camioneta ni el murmullo del mercado abriendo sus puertas. Fue una explosión. Un estruendo seco, brutal, que sacudió la avenida Rayón y dejó al pueblo suspendido en un silencio que heló la sangre. A las 11:40 horas, el tiempo se partió en dos.

Un vehículo avanzaba por la colonia Centro. Dentro, un conductor que nunca llegó a su destino. En cuestión de segundos, todo terminó. La explosión fue tan fuerte que se sintió en varias calles a la redonda. Ventanas vibraron, personas corrieron, y el miedo se apoderó del ambiente. Cuando el polvo comenzó a asentarse, la escena reveló una realidad imposible de ignorar: el conductor había muerto en el lugar.

Pero la tragedia no terminó ahí.

En el hospital regional, dos personas más perdieron la vida mientras médicos y enfermeras luchaban contrarreloj por salvarlas. Seis lesionados quedaron marcados por la explosión, algunos con heridas visibles, otros con un trauma que tardará mucho más en sanar. Coahuayana, un municipio que ya conoce el peso de la violencia, volvió a enfrentarse a su rostro más cruel.

Las imágenes posteriores mostraron un despliegue inmediato. Elementos de seguridad, ambulancias, helicópteros aterrizando en pistas improvisadas. Uniformes manchados de polvo, miradas tensas, pasos rápidos. No había margen para errores. El mensaje era claro: la situación era grave y requería control absoluto.

La Fiscalía General de la República rompió el silencio horas después. En un comunicado oficial, informó que, en coordinación con el Gabinete de Seguridad de México y autoridades estatales del Gobierno de Michoacán, se mantiene la seguridad y el control en el municipio de Coahuayana. No era un gesto simbólico. Era una respuesta directa a un hecho que cruzó una línea peligrosa.

La explosión ocurrió frente a las instalaciones de la Policía Comunitaria. El lugar, que debería representar organización y protección local, se convirtió en epicentro de una tragedia que dejó muertos, heridos y una comunidad entera sumida en el miedo. La escena quedó acordonada, resguardada, analizada centímetro a centímetro por peritos especializados.

La FGR confirmó la apertura de una carpeta de investigación. Cada fragmento del vehículo, cada resto del artefacto explosivo, cada segundo previo al estallido está siendo revisado. Peritos en explosivos fueron desplegados para identificar el tipo de artefacto utilizado, su mecanismo y su origen. No se trata solo de saber qué explotó, sino de quién estuvo detrás.

Mientras tanto, el municipio permanece bajo vigilancia. Las calles no están vacías, pero el ambiente es distinto. La gente camina con cautela, habla en voz baja, mira dos veces antes de avanzar. El sonido de los helicópteros aún resuena en la memoria, recordando que la calma puede romperse en cualquier momento.

Detrás de los comunicados oficiales, hay historias que no aparecen en los titulares. Familias esperando noticias afuera del hospital. Vecinos que presenciaron la explosión y no logran borrar el recuerdo. Comercios que cerraron antes de tiempo. Niños que preguntan por qué pasó algo así. Respuestas que nadie tiene del todo.

La Fiscalía aseguró que brindará todo el apoyo necesario a la Fiscalía de Michoacán para dar con los responsables. No es una promesa menor. Es un compromiso que carga el peso de las vidas perdidas y de una comunidad que exige justicia. Porque en Coahuayana, hoy no solo se cuentan víctimas: se cuenta el miedo, la incertidumbre y la urgencia de que la verdad salga a la luz.

El día avanzó lentamente. El sol siguió su curso, como si nada hubiera pasado. Pero el pueblo sabe que sí pasó. Que algo se rompió. Y que, aunque la seguridad se refuerce y las investigaciones avancen, la herida tardará en cerrar.

Coahuayana espera. Espera respuestas. Espera justicia. Espera que la explosión de hoy no se convierta en una estadística más, sino en el punto donde la violencia encuentre un límite real.

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