En medio del caos, el polvo y los gritos, cuatro personas emergían de entre los escombros de la discoteca Jet Set, rescatadas vivas por brigadistas que no se rindieron ante la desesperanza.

Era un momento suspendido entre la tensión y la fe, donde cada segundo parecía eterno. El colapso del techo, ocurrido la madrugada del lunes 7 de abril, convirtió el reconocido centro nocturno en una trampa mortal para cientos de asistentes.

Sin embargo, entre el concreto caído y la oscuridad sofocante, un grupo logró resistir… y sobrevivir.

Uno de los rescatados, con la voz quebrada pero firme, alertó a los socorristas que “todavía quedan personas dentro… y no están bien”, aumentando la urgencia de una búsqueda contrarreloj.

La escena se tornó más intensa cuando los presentes, al ver salir con vida a los sobrevivientes, comenzaron a clamar “¡Tú eres grande, Señor!”, aferrándose a la espiritualidad como único consuelo frente a la tragedia.

Al menos 189 personas han sido salvadas con vida, gracias a la intervención de organismos como el COE, la Defensa Civil, Bomberos del Distrito y unidades especializadas de rescate, que continúan removiendo escombros bajo condiciones extremas.

Mientras tanto, la cifra oficial de víctimas mortales asciende a 221 personas, muchas de ellas aún por identificar.

Este trágico evento ha remecido los cimientos emocionales del país, convirtiéndose en una de las peores catástrofes vividas en recintos de entretenimiento.

Desde artistas hasta familiares, todos coinciden en una sola palabra: inimaginable.

Desde hoy, las autoridades intensifican las labores de identificación, atención médica y apoyo psicológico a los afectados. La población se mantiene a la expectativa ante cualquier nueva actualización sobre personas desaparecidas, mientras continúan los rescates en una carrera contra el tiempo.