A sus 68 años, Amparo Grisales Rompe su silencio dejando al mundo CONMOCIONADO
Conocida durante décadas por su belleza deslumbrante, su energía inagotable y una actitud desafiante ante las convenciones, la diva colombiana finalmente rompe el silencio sobre aspectos íntimos de su vida que hasta ahora permanecían en la sombra.
Desde su debut televisivo a los 14 años en Destino: la ciudad, Amparo supo que el arte era su camino.
Proveniente de una familia vinculada al espectáculo, supo abrirse paso en una industria que suele ser despiadada, sobre todo con las mujeres.
A lo largo de los años 80 y 90, se consolidó como una estrella tanto en televisión como en cine, protagonizando novelas inolvidables como En cuerpo ajeno y Dos mujeres, así como películas como El gallo de oro y Tuyo es mi corazón.
Su carrera ha estado marcada por una audacia que pocas se atreven a mostrar, como lo demostró en la polémica miniserie Los pecados de Inés de Hinojosa, donde compartió escenas atrevidas con Margarita Rosa de Francisco.
No se detuvo en la actuación.
En los años 90, impulsada por Plácido Domingo, incursionó en la música con su álbum Seducción.
También conquistó el mundo editorial, apareciendo en más de cien portadas de revistas, y se mantuvo relevante en la era de la telerrealidad como jueza de programas como Protagonistas de novela y Yo me llamo.
En este último, su estilo directo, sus críticas tajantes y su carisma la han convertido en una figura infaltable del programa.
Pero más allá de su carrera artística, la vida personal de Amparo revela a una mujer marcada por experiencias profundas, algunas dolorosas.
Su primer matrimonio, a los 14 años, fue impulsado por un deseo de independencia, algo que no esconde ni lamenta.
Más adelante, vivió un matrimonio trágico con un pintor argentino que estuvo marcado por el abuso, una etapa que transformó su visión del amor y la llevó a tomar decisiones difíciles siendo apenas una adolescente.
A pesar de estas vivencias, Amparo también ha tenido romances apasionados y duraderos, como su relación con el actor mexicano Jorge Rivero, y breves pero intensos, como su historia con Julio Iglesias.
En los últimos años, su relación con un empresario brasileño de 62 años ha demostrado que para ella, el amor no tiene edad ni reglas fijas.
A lo largo del tiempo, ha defendido su derecho a vivir sus romances según sus propios términos, haciendo frente a las críticas con la seguridad que la caracteriza.
Su rechazo a los convencionalismos también se ha manifestado en su decisión de no ser madre, una elección que nunca la ha hecho sentir incompleta.
Para ella, la plenitud proviene del autoconocimiento y de la libertad de vivir como realmente quiere.
Físicamente, Amparo ha sido objeto de constantes rumores sobre cirugías.
Sin embargo, ha sido honesta al declarar que sólo se ha realizado un aumento de senos.
El resto, asegura, se debe a una rigurosa rutina de ejercicio y a su disciplina.

No descarta futuras intervenciones, pero siempre bajo sus propias condiciones y buscando el equilibrio, no la exageración.
Uno de los momentos más mediáticos recientes fue su enfrentamiento con César Escola en el set de Yo me llamo, donde, tras ser llamada “envidiosa”, abandonó el set visiblemente molesta.
Sin embargo, el episodio tuvo un giro inesperado cuando César regresó con un ramo de flores y palabras emotivas que sellaron una reconciliación sincera, arrancando lágrimas a Amparo y aplausos del público.
Este momento demostró no solo la humanidad de ambos, sino también la capacidad de Amparo para transformar la confrontación en una oportunidad de conexión auténtica.
A sus 68 años, Amparo Grisales no solo sigue brillando con fuerza, sino que representa un ejemplo de autenticidad, empoderamiento y resistencia frente a una industria y una sociedad que muchas veces dictan cómo debe envejecer una mujer.
Ella, en cambio, ha elegido vivir bajo sus propias reglas, cultivar la soledad como un refugio, y encontrar en el amor propio la fuente de su energía.
Su historia, llena de pasión, retos y reinvenciones, continúa siendo un testimonio poderoso de lo que significa ser una mujer libre y fiel a sí misma.