A sus 78 años, “Callé por respeto… pero ya es hora de decirlo”: Doña Cuquita revela lo que llevaba décadas guardando

Conocida por su fortaleza y discreción, María Refugio Abarca Villaseñor, mejor conocida como Doña Cuquita, ha sido durante décadas la figura serena que acompañó al ídolo Vicente Fernández. Siempre lejos del escándalo y las declaraciones explosivas, su papel fue el de sostén familiar, madre y guardiana del legado de “El Charro de Huentitán”.

Pero en una reciente entrevista, a sus 78 años, Doña Cuquita sorprendió al país rompiendo un silencio que había mantenido por más de medio siglo.

“Callé por respeto, pero ya es hora”

Con voz firme, pero con los ojos cargados de recuerdos, Doña Cuquita comenzó diciendo:
—He callado muchas cosas por respeto a mi familia y a la memoria de Vicente… pero ya es hora de decirlas.

La sala se llenó de un silencio expectante. No se trataba de un reclamo amargo, sino de una confesión necesaria para ella.

La revelación

Doña Cuquita confesó que durante los primeros años de su matrimonio con Vicente, la vida no fue tan idílica como se mostraba en el escenario.
—Vivíamos bajo una presión tremenda. Las giras, la fama, los rumores… todo eso pesa. Y hubo momentos en los que pensé que no íbamos a seguir juntos.

Aunque no dio detalles explícitos sobre terceras personas, dejó entrever que hubo situaciones difíciles que la pusieron a prueba como esposa y como mujer.
—El amor se construye, pero también se defiende. Y yo decidí defender el mío.

Un mensaje para las nuevas generaciones

Más allá de la anécdota personal, Doña Cuquita quiso enviar un mensaje:
—Las mujeres de mi época aprendimos a soportar y a luchar en silencio. Hoy las cosas han cambiado, y me alegra que las mujeres jóvenes sepan poner límites y cuidar de sí mismas.

Reacciones inmediatas

Las redes sociales estallaron con la entrevista. Fans de Vicente Fernández, periodistas y colegas de la familia comentaron la valentía de Doña Cuquita al hablar después de tantos años. Algunos lo interpretaron como un acto de liberación; otros, como una forma de dejar todo en claro antes de que el tiempo siga avanzando.

Un cierre simbólico

Al final, Doña Cuquita sonrió y dijo:
—No guardo rencor. Solo quiero que se sepa que detrás del hombre que todos admiraban, hubo una familia que lo sostuvo… y una mujer que estuvo allí, en las buenas y en las malas.

Con estas palabras, la matriarca de la familia Fernández no solo abrió una ventana a su vida íntima, sino que dejó claro que, incluso después de una vida entera en la sombra, su voz sigue teniendo un peso inmenso.