Fue recibido entre aplausos, abrazos y palabras de aliento, como símbolo de reconocimiento al liderazgo que ejerció durante una de las operaciones de emergencia más dolorosas y desafiantes que ha enfrentado el país en años recientes.

Los pasillos del COE se llenaron de respeto y admiración, al ver llegar al hombre que coordinó la titánica labor de rescate en medio del caos, el luto y la desesperación de cientos de familias.

Durante esos tres días, Méndez se mantuvo al frente de las unidades de rescate, articulando las estrategias de salvamento junto a los cuerpos de bomberos, la Defensa Civil, Cruz Roja, Policía Nacional y organismos internacionales que se sumaron al esfuerzo.

Su presencia en el terreno fue constante, activa y humana, en contacto directo con las víctimas y sus allegados, gestionando recursos, alivios y respuestas inmediatas.

Según testimonios de sus colaboradores, el general Méndez no durmió más de unas pocas horas, desplazándose entre los escombros del centro nocturno, dirigiendo las operaciones con voz firme pero solidaria, mientras consolaba a quienes aguardaban por noticias de sus seres queridos

“Su entrega fue total. Fue un ejemplo para todos, incluso para quienes ya creíamos haberlo visto todo en este tipo de situaciones”, expresó un miembro del equipo técnico del COE.

Esta tragedia ha estremecido los cimientos emocionales del país, y para quienes trabajan en la gestión de emergencias, representa un antes y un después en la forma de enfrentar desastres de gran escala.

Desde hoy, el ejemplo de Méndez será una guía de referencia interna en la institución, no solo por la eficiencia operativa, sino por el compromiso humano mostrado ante el dolor colectivo.

El equipo del COE reafirmó su respaldo a su director, comprometiéndose a continuar fortaleciendo las capacidades de respuesta y prevención.

En medio de un país que aún llora, la figura de Juan Manuel Méndez emerge como símbolo de entrega, coraje y servicio público inquebrantable.