Joven sobreviviente del colapso del Jet Set necesita ayuda psicológica
Noticias País, Santo Domingo.- En medio de las ruinas del colapso en la discoteca Jet Set, una joven de apenas 18 años lucha por recomponer su cuerpo y su alma tras sobrevivir a más de diez horas atrapada bajo los escombros.
Chrismarlyn Altagracia Encarnación Contreras visitaba el lugar por primera vez la noche del trágico evento, sin imaginar que esa salida marcaría un antes y un después en su vida.
“Cuando logré despertarme, pensaba que era un sueño… pero no podía mover mi pierna, solo gritaba por ayuda”, relató entre lágrimas la joven, aún postrada en cama por las lesiones que sufrió.
Sus palabras, compartidas a través del testimonio recogido por la periodista Nairobi Viloria, estremecen por su crudeza.

En esa noche fatídica, de las diez personas con las que compartía, solo dos sobrevivieron. La chica que la acompañaba, a quien consideraba como una hermana, no logró salir con vida, dejando una herida emocional que aún sangra en el recuerdo de Chrismarlyn.
A 17 días del incidente, lo que más le duele no son solo las secuelas físicas una herida en la columna, dolor en la espalda, insomnio y temblores al escuchar ruidos fuertes sino la ausencia total de apoyo psicológico, el cual no ha podido costear por falta de recursos. “Yo escucho voces, no puedo dormir… siento que todo se me derrumba”, describe con voz quebrada.

“A nosotros nos dijeron que no iban a cobrarnos, pero me hicieron tres resonancias por las que tuve que pagar treinta mil pesos”, denunció Chrismarlyn.
Su familia, sin empleo estable ni ingresos fijos, ha tenido que recurrir a préstamos y colaboraciones entre allegados para afrontar los gastos médicos.
“Mi mamá no está trabajando, mi papá hace lo que puede, y mis familiares han ido ayudando poco a poco… aunque sé que sin decírmelo, han tenido que endeudarse”, confesó.
Desde hoy, la situación de Chrismarlyn evidencia una urgente necesidad de atención integral a las víctimas del siniestro.

Su testimonio no solo revela el impacto devastador de esa noche, sino también una profunda carencia en el acompañamiento institucional posterior.
“Si alguien puede ayudarme con medicamentos y estudios, de verdad ha sido bastante difícil”, clama con esperanza la joven.
El caso de Chrismarlyn exige respuestas inmediatas de las autoridades y la sociedad. Su voz, marcada por el dolor, refleja la de muchos otros que aún esperan justicia, atención médica adecuada y el respaldo emocional prometido.