Noticias País, Santo Domingo –“A cada rato caen pedacitos del techo”, fue la advertencia que Sergio Vargas no pudo olvidar. Días antes del desplome que dejó un saldo devastador en la icónica discoteca Jet Set, el merenguero presenció con sus propios ojos cómo los empleados barrían escombros, sin que nadie pareciera alarmado por el deterioro visible en la infraestructura.
Lo que parecía rutina, hoy se convierte en prueba de una negligencia que, según testigos, se acumulaba desde hacía tiempo.
El intérprete de “La Ventanita” se presentó en el local el 10 de marzo, menos de un mes antes de la tragedia. Aseguró que al final de su show fue de los últimos en salir, detenido por una larga fila de fanáticos que querían una foto.
Ya cuando se marchaba, notó a empleados del establecimiento limpiando polvo y fragmentos de concreto. Preguntó, y la respuesta lo sorprendió: “Eso es normal aquí. Cada cierto tiempo se desprenden pedacitos. Hasta a los clientes les han caído encima”.
En declaraciones ofrecidas al programa Gozando con Luisín Martí, Sergio Vargas recordó que incluso recomendó tomar precauciones, preocupado por lo que estaba viendo. “Eso no puede seguir así. Hay que hacer algo”, les comentó, pero lo que encontró fue resignación y un silencio de rutina.
Su hija, Perla Marola, también estuvo presente esa noche. No es habitual verla en fiestas, pero decidió acompañar a su padre, quien le había extendido una invitación especial.
El relato que compartió en sus redes sociales ha estremecido aún más al país: “Mi novio conocía al camarero que nos atendía. En medio del bullicio, lo vimos mirar varias veces hacia arriba con preocupación. Le preguntamos y nos dijo: ‘Ese techo se va a caer en cualquier momento’. Pensamos que era una broma. Hoy sabemos que no lo era”.
Ese mismo camarero murió trabajando la madrugada del 8 de abril. “Pudo ser cualquiera. Pude ser yo, mi novio, mi papá. Todos estábamos allí semanas antes”, escribió Perla, visiblemente consternada. “Acompañamos en el dolor a todas las familias afectadas, en especial a la de Rubby Pérez, a quien mi padre admiraba profundamente. Dios tenga misericordia de nosotros”, concluyó.
El desplome del techo del Jet Set cobró 221 vidas y dejó a 189 personas heridas, entre ellas músicos, empleados, clientes y figuras públicas. Entre las víctimas confirmadas están el icónico Rubby Pérez, el DJ Felito Music, el empresario Martín Polanco, y los expeloteros Octavio Dotrel y Tony Blanco. La magnitud del desastre ha sacudido todos los sectores del país.
El Gobierno dominicano ha ordenado una investigación técnica de alto nivel, en conjunto con peritos nacionales e internacionales. La medida busca determinar con precisión qué ocurrió en la estructura del edificio, el cual data de los años 70 y fue construido originalmente como una sala de cine. Desde 1994, funcionaba como sede del Jet Set, uno de los centros nocturnos más emblemáticos del país.
Un comunicado oficial indica que “la investigación se realizará con transparencia y sin interferencias, respetando la autonomía del Ministerio Público”. La meta es conocer qué causó la tragedia, evitar especulaciones precipitadas y prevenir nuevos incidentes.
Antonio Espaillat, propietario del establecimiento, declaró que “colaborará en todo lo necesario para que la verdad salga a la luz”.
La sociedad espera respuestas, y muchos de los sobrevivientes piden justicia por lo que consideran señales evidentes que fueron desatendidas.
Jet Set
Mientras avanza el proceso legal y técnico, desde hoy, todas las miradas apuntan a un punto clave: las advertencias estaban ahí.
En las grietas del techo, en los fragmentos que caían, en la preocupación silenciada de empleados y visitantes. Y aunque muchos lo notaron, nada se hizo a tiempo.