Quedó captado cuando se la llevó, peor fue cómo la encontrar…𝗩𝗲𝗿 𝗺𝐚́𝐬

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Caso de Lucía Gabriela Bravo López, de 21

La ciudad de Ayacucho, Perú, se encuentra consternada tras el hallazgo del cuerpo sin vida de Lucía Gabriela Bravo López, de 21 años, una joven psicóloga egresada de la Universidad Continental de Huancayo y ex modelo.

Su cadáver fue encontrado envuelto en varias frazadas en el sector de Campanayocc, distrito de Carmen Alto, Ayacucho​.

Un disparo en el pecho acabó con la vida de Lucía, y todas las sospechas apuntan a su expareja Erasmo Aguilar Cordero (31), quien tenía una orden de alejamiento vigente tras antecedentes de violencia​.

 

 

El caso, investigado como presunto feminicidio, ha generado indignación y un clamor de justicia en la población ayacuchana. Según las primeras investigaciones, Lucía desapareció el sábado 12 de abril cuando se dirigía a su rutina en el gimnasio Power Gym de Ayacucho.

Erasmo Aguilar Cordero, exentrenador personal de gimnasio, no aceptaba el fin de la relación con Lucía y ese día la habría interceptado para secuestrarla​.

Horas más tarde, tras una intensa búsqueda, su cuerpo fue hallado abandonado en una zona rural de Campanayocc, envuelto en mantas, evidencia de la violencia con que fue ultimada. La crueldad del crimen ha conmocionado a la comunidad, que siguió con angustia las noticias de su desaparición y trágico desenlace.

Las autoridades descubrieron que el sospechoso había intentado engañar a Lucía un día antes del secuestro, en un intento de manipulación emocional.

El viernes 11 de abril, la joven recibió un ramo de flores anónimo, y luego Aguilar insistió en reunirse con ella con el pretexto de entregarle un perrito que ambos tenían como mascota. Por fortuna, la madre de Lucía desconfió de esta súbita atención y aconsejó a su hija no acudir al encuentro.

 

 

Pronto comprobaron que la excusa del cachorro era falsa —la mascota estaba lejos, al cuidado de familiares en la selva— y Lucía canceló la cita​.

Este fallido ardid de Aguilar mostraba una clara premeditación; al no lograr su cometido por las buenas, todo indica que recurrió a la fuerza al día siguiente.

Los antecedentes de violencia en esta relación ya hacían temer un desenlace fatal. En agosto de 2024, Aguilar retuvo contra su voluntad a Lucía en su domicilio de Huancayo, lo que llevó al padre de la joven a presentar una denuncia y obtener una orden de alejamiento contra él​.

Sin embargo, esa medida no detuvo al agresor. Apenas tres meses después, en noviembre de 2024 —durante los Juegos Bolivarianos realizados en Ayacucho—, Aguilar intentó secuestrar nuevamente a Lucía Bravo. En aquella ocasión, la intervención oportuna de la policía frustró el hecho y Erasmo Aguilar fue detenido​.

Pese a la gravedad de estos antecedentes, el sospechoso no permaneció mucho tiempo bajo custodia; continuó en libertad mientras afrontaba la investigación, situación que habría aprovechado para consumar su venganza.

Hoy, con Lucía asesinada, surgen dolorosas preguntas sobre si se pudo evitar esta tragedia anunciada. Tras el hallazgo del cuerpo, las autoridades han intensificado la búsqueda del prófugo.

La División de Investigación Criminal (Divincri) de Ayacucho encabeza las pesquisas y se ha difundido la identidad y fotografía de Erasmo Aguilar Cordero para lograr su pronta captura.

La familia de Lucía, desesperada ante la falta de resultados inmediatos, ha ofrecido una recompensa económica a quien brinde información confidencial y valiosa que permita dar con el paradero del sospechoso​.

 

 

“No vamos a descansar hasta verlo tras las rejas”, afirmaron entre lágrimas sus parientes a medios locales, haciendo un llamado a que cualquier persona que sepa algo colabore.

En paralelo, las autoridades policiales aseguran que no cejarán hasta detenerlo y ponerlo a disposición de la justicia, intentando llevar algo de calma a una ciudadanía indignada.

La muerte de Lucía Bravo ha desatado una oleada de indignación en Ayacucho y en todo el Perú. Sus familiares y amigos no solo lloran su pérdida, sino que alzan la voz para denunciar las fallas en el sistema de protección.

“Denunciamos varias veces y nadie hizo nada… ¿de qué sirvió la orden de alejamiento?”, cuestionó un tío de la víctima, reflejando la frustración de la familia ante la aparente inacción de las autoridades.

Activistas y colectivos de mujeres advierten que este no es un caso aislado, sino parte de una alarmante ola de feminicidios que golpea al país – solo entre enero y noviembre de 2024 se registraron 141 casos de feminicidio en el Perú.

“Exigimos justicia para Lucía y que este crimen no quede impune”, proclamaron durante vigilias y en redes sociales, demandando que el responsable sea capturado y sancionado con todo el peso de la ley. El clamor es unánime: ni una mujer menos, nunca más.