TARTA DE GALLETAS SIN HORNEAR
¿Te apetece algo dulce y delicioso sin tener que encender el horno? Te presentamos la Tarta de Galletas sin Hornear, una opción deliciosa y fácil de preparar.
Esta receta te permitirá crear una exquisita tarta en capas, con una combinación de galletas suaves y una crema irresistible. Con tan solo unos pocos ingredientes y un poco de tiempo de refrigeración, podrás sorprender a tus seres queridos con este postre delicioso y refrescante.
La Tarta de Galletas sin Hornear es ideal para ocasiones especiales o simplemente para satisfacer tus antojos de algo dulce. ¡Anímate a probar esta receta y disfruta de una deliciosa tarta sin complicaciones en la cocina!
Ingredientes:
- 400 gramos de galletas tipo María o galletas Digestive
- 500 ml de leche
- 200 gramos de azúcar
- 2 cucharaditas de esencia de vainilla
- 200 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
- 2 cucharadas de cacao en polvo (opcional)
- Decoraciones de tu elección (chips de chocolate, nueces, frutas, etc.)
Preparación:
1. En un bol grande, vierte la leche y añade el azúcar y la esencia de vainilla. Mezcla bien hasta que el azúcar se disuelva por completo.
2. Agrega la mantequilla a temperatura ambiente y mezcla hasta obtener una consistencia suave y cremosa.
3. Si deseas una variante de chocolate, añade el cacao en polvo y mezcla hasta que esté completamente incorporado.
4. Toma una fuente o molde apto para refrigeración y comienza a montar la tarta. Empieza colocando una capa de galletas en el fondo de la fuente, asegurándote de cubrir toda la superficie.
5. Vierte una capa de la mezcla de leche y mantequilla sobre las galletas, asegurándote de cubrirlas por completo. Repite este proceso alternando capas de galletas y mezcla hasta que hayas utilizado todos los ingredientes.
6. Finaliza la tarta con una capa de mezcla y decora la parte superior con tus ingredientes favoritos, como chips de chocolate, nueces o frutas frescas.
7. Cubre la tarta con papel film o una tapa y déjala reposar en el refrigerador durante al menos 4 horas, o preferiblemente toda la noche, para que las galletas se ablanden y se forme una textura perfecta.