Un joven sin v1da fue encontrado en plen1…Ver más

La madrugada avanzaba lentamente sobre la ciudad.
Las calles, iluminadas por faroles cansados, parecían guardar secretos que solo aparecen cuando todos duermen. El silencio del amanecer apenas roto por el viento que movía las hojas secas en la plaza central.

A esa hora, muy pocos caminaban por allí.
Era un lugar que por el día bulle de vida, pero que por la noche se transforma en un refugio de sombras, recuerdos y pasos apresurados.

Y fue precisamente en ese escenario donde todo cambió.

Un trabajador que pasaba rumbo a su empleo se detuvo al ver una figura inmóvil sobre una banca de concreto. Al principio pensó que se trataba de alguien descansando, quizá un joven agotado después de una noche larga…
Pero algo no encajaba.

La postura.
La quietud absoluta.
El vaso tirado a un lado, como un testigo silencioso.

El hombre dudó unos segundos, respiró hondo y se acercó con cautela.
Al no obtener respuesta, su corazón se aceleró.
De inmediato llamó a emergencias, su voz temblorosa intentando explicar lo inexplicable.

Minutos después, que para él fueron eternos, llegaron las autoridades.
Los paramédicos descendieron con rapidez, revisaron, intentaron… pero la realidad fue más dura de lo que nadie esperaba.

El joven, que horas antes quizás reía, caminaba, tenía planes o simplemente buscaba un respiro, ahora yacía sin movimiento en medio de una ciudad que seguía su curso sin darse cuenta de su última noche.

Las personas empezaron a acercarse poco a poco.
Algunos se llevaban las manos a la boca, incrédulos.
Otros murmuraban entre sí, preguntándose quién era, qué había pasado, dónde estaban sus familiares, qué historia lo había traído hasta ese lugar.

No había respuestas inmediatas.
Solo un profundo silencio que se extendió entre todos los presentes.

Porque detrás de cada historia así, hay un joven con nombre, con sueños, con vida.
Y el impacto de su partida repentina deja una huella que no se borra fácilmente.

El amanecer llegó mientras las autoridades recogían indicios y trataban de reconstruir el rompecabezas de una noche que jamás debió terminar así.
La plaza volvió a llenarse de luz, pero en los corazones de quienes presenciaron la escena quedó una sombra que no se irá pronto.

Un recordatorio doloroso de que, a veces, los lugares más comunes esconden tragedias inesperadas.
Y de que cada vida, incluso la que parece pasar desapercibida, tiene un valor inmenso.

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